lunes, 7 de julio de 2014

#Diario: Carta a alguien que ya olvide.

Espero, ante todo, que estés bien. Hace poco me recriminaste que a pesar de los años que han transcurrido yo no he podido olvidarte, la presente es para aclararte que no podrías estar más equivocado. No recuerdo que eran las siete y diez de la mañana la primera vez que te vi, tampoco recuerdo que vestías de gris, el gris aquel del uniforme que no fue nunca un jodido uniforme. Es que acaso crees que aun habiendo pasado más de diez años yo recuerdo que el gris que usaste para tu uniforme no era el mismo que usaron los demás y resaltabas, como resaltaste siempre. No puedo entender tu acusación, he tardo tanto en olvidarte que no recuerdo ese viernes cuando te vi sonreír por primera vez, en aquel rincón de puerta corrediza donde teníamos clases. En mi mente se borraron las imágenes de tus gafas de monturas al aire, de tu inseparable Nokia, de tu reloj siempre atrasado; Diez años fueron suficientes para olvidar que antes de la ortodoncia, como odiaste la ortodoncia, tus dientes se inclinaban hacia la izquierda. 


Quien no podría en diez años olvidar la placa de tu auto, el número de teléfono de la casa en la que ya no vives, tu odiosa manía de comer siempre lo mismo en las mañanas o tus caramelos favoritos. Ni siquiera en sombras puedo recordar ese día en que sentí que me faltaba el aire cuando te vi llegar con tu insufrible autosuficiencia sin uniforme por primera vez. Me haces pensar que crees que recuerdo la camisa roja aquella que tenía una pequeña mancha blanca, la que solo recordabas que estaba manchada después de ponértela y te daba pereza quitarte. Me gustaría saber si esos que son tus amigos ahora saben que hasta muy adulto tratabas de dejar ser el niño de mama, te llevaban y traían de la universidad aunque eras un hombre, nunca has sabido decirle que no a tu mama; pero tranquilo que yo no recuerdo eso. 

Olvide, por no pensar en ello, aquella vez en medio de un ataque de rabia me dijiste que yo era la única persona que estaba a tu lado por quien eras, sin esperar nada a cambio… no recuerdo haberme sentido la personas más especial del planeta ese día. Ahora que lo pienso, me parece indignante que creas que no te he olvidado; que pienses que después de haberme dejado de lado yo sería tan idiota para recordar los nervios que sentí la primera vez que me llamaste por teléfono, o el día que fuiste tú quien escribió primero. Sería muy masoquista de mi parte tener guardado el empaque de aquel chocolate que compartimos en el cine viendo esa película tan mala o el correo en el que me dijiste que te ibas, crees de verdad que después de haberte llorado tanto aun espero encontrarte por casualidad en la calle. Te olvide. Claro que te olvide hace muchos años cuando lance contra la pared el marco con tu foto, el mismo día en que regresaste y no eras el mismo. Yo me olvide de ti, del tipo que eres. Del egoísta que no tuvo el valor de decirme a la cara que se iba a casar, yo me acuerdo de mi amor platónico, del tipo sincero que jamás fue detallista o delicado pero que siempre estuvo para mí, yo me acuerdo del que decía que la diferencia de edad entre nosotros era una tontería, no del que la uso como excusa para irse cuando se canso de jugar a que no le importaba lo que decían los demás. 

Yo me acuerdo de tu pecas, del color de tus ojos que aun siendo marrón a veces parece verde, me acuerdo de tu cabello cayendo en tus ojos o de cómo presionas el puente de tu nariz cuando te exasperas. Pero ese ya no eres tú, ese es el muchacho de 23 eras y que no existe desde hace mucho. 

El problema real no es que yo te haya olvidado, o no; el problema es que tú no recuerdas quien eres. Quien fuiste. Si alguna vez decides, de nuevo, recriminar mi olvido permíteme recriminarte primero que mataste al tipo del que me enamore por primera vez en mi vida, reclamar mi derecho a sentirme ofendida por usar la madurez como excusa barata para convertirte en un imbécil; permíteme entonces sentirme estafada por seguir sintiendo que mi corazón se acelera cuando miro tus ojos, esos que siguen siendo lo único que conservas del tipo al que recuerdo. La próxima vez que creas que no te olvide recuerda que la última vez que llore por ti fue escribiendo esto al darme cuenta que hace mucho no me importas tú sino el muchacho que encerraste en algún lugar de tus ojos.

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